El octavo hijo de un octavo hijo es mago, generalmente. Y los magos no pucden tener hijos, generalmente. La magia es un asunto muy, muy delicado que exige un celibato riguroso (aunque no impide fumar). O al menos eso es lo que se les suele decir a los magos jóvenes. Pero en realidad no hay nada de eso. Lo que ocurre es que si los magos pudieran entregarse a los placeres de la carne, nada podría impedir que acabaran convertidos en progenitores. Vamos, que podrían tener hijos. Y si se dedicaran a ello con el mismo entusiasmo que sus padres y abuelos, podrían llegar a tener ocho hijos. Y el octavo hijo de un octavo hijo de un octavo hijo sería dos eeces mago. Un hechicero al cuadrado. Un rechicero. La cosa es que hacía mucho tiempo que se había desterrado la «rechicería» del Mundodisco y los magos se conformaban con intrigar entre ellos, para ir subiendo en el escalafón de la magia de una forma tranquila y pausada (como logrando que tus superiores se acojan a las ventajas de la jubilación anticipada y cosas así). De modo que nadie estaba preparado para la llegada del joven Coin, un «rechicero» a quien su padre había preparado para acabar con todo y con todos. Y Rincewind menos que nadie: se las había apañado para seguir siendo el mago más inepto del Mundodisco, y estaba decidido a seguir manteniendo un perfil bajo. O al menos eso es lo que él pretendía..