Durante el Renacimiento, los pintores italianos solían representar a las esposas de sus mecenas como Madonas, a menudo haciéndolas más bellas de lo que eran en realidad. Durante siglos, en la pintura religiosa, la Virgen ha sido presentada como la madre clemente y protectora de Dios. Sin embargo, con el paso del tiempo, María fue perdiendo algunas de sus características espirituales y se hizo más mortal y accesible a los sentimientos humanos. Retratos de Vírgenes ilumina esta evolución y contiene impresionantes obras de Miguel Ángel, Caravaggio, Rubens, Fouquet, Dalí y Kahlo.