ible y con pasión apostólica la cruzada del nuevo orden. A partir de 1921, según dice Cosío Villegas, “la educación no se entiende ya como una educación para una clase media urbana, sino como una misión religiosa (apostólica), que se lanza y va a todos los rincones del país llevando la buena nueva de que México se ha levantado de su letargo, se yergue”, y