La quería. Supongo que nunca había dejado de hacerlo.
La quería sin motivos y sin tener que esforzarme.
La quería por cómo era, incluso con lo malo.
Cuando lo merecía y cuando no.
Simplemente, la quería.
Y eso era todo. Había tenido que recorrer un camino muy largo para volver a la casilla de salida. Después de tantas idas y venidas, estaba preparado y, por primera vez, sentía que yo iba por delante de Vi.
¿Cuánto tardaría ella en darse cuenta? No me importa