La amígdala dirige el sistema de respuesta emocional del cerebro. Nos dice cómo reaccionar en cada situación, generalmente antes de que pensemos conscientemente en ello. Gran parte del trabajo de la amígdala es seguir el rastro de todas las experiencias agradables y desagradables de nuestra vida a través de los marcadores somáticos. Recuerda la sensación de esos acontecimientos, no los hechos. Nuestra sonrisa instantánea y esa sensación cálida en el pecho cuando escuchamos la voz de una persona que queremos al otro lado del teléfono (antes incluso de recordar el nombre de la persona) es un ejemplo de la amígdala en pleno trabajo. Como habrá adivinado, la amígdala es fundamental para registrar y reactivar los marcadores somáticos (ver la Clave 1).
La otra parte del cerebro, el hipocampo, recuerda los hechos pero no las emociones, como el nombre de la persona al otro lado del teléfono, y cuándo o dónde sucedió algo. Registra el marco temporal de los eventos significativos, el inicio, la parte central y el final.