Proyecto Manhattan

La bomba es una puerta abierta
que nadie puede cerrar. Robert
la dejó así, de par en par, al irse
y se metió el desierto hasta la sala.
El átomo se romperá
como se rompen las varas secas
debajo de las pezuñas de los caballos.

Mi abuela me enseñó cómo
olvidar a Dios: se acostó
bajo tierra
y no se levantó nunca.
De marzo a negro,
del dicho al hecho.
El olvido empieza y no termina.
En este lugar todo es idéntico a sí mismo
o casi.

tuve la vida entera
en un segundo. ¿Cuándo voy a curarme

de ese ruido?

Todavía sigo allí, la vida me detuvo en el instante,
soy siempre todavía el momento quieto de la bomba.

LA LUZ ES MÁS SÓLIDA QUE ELLA: PARECE QUE LA SOSTIENE Y LA LEVANTA.

Somos más de la cuenta.

Camino sobre la sombra de mis muertos como piedras para cruzar el río.

No es de extrañar que todo sea de espléndida belleza: es el pasado.

aventando lejos sus palabras, como si le quemaran.

Mi abuela me enseñó cómo
olvidar a Dios: se acostó
bajo tierra
y no se levantó nunca