TÍO JAVIER Y SU ZORRILLO
ERA UNA TARDE muy tranquila de marzo. Gabriel estaba haciendo la tarea con prisa, había quedado en ir a jugar futbol más tarde con sus cuates de la cuadra. De pronto, se escuchó el ruido de un motor con el escape abierto que se detenía justo frente a su casa. Cuando Gabriel se asomó por la ventana vio a su tío Javier, el hermano de su papá, bajando de su camioneta.