He soñado que era un pequeño, inocente y joven muchacho, tan joven y tierno como nadie lo fue nunca y como uno tan sólo puede serlo en los sueños oscuros, profundos y hermosos. No tenía ni padre ni madre, ni casa paterna ni patria, ni derechos ni fortuna, ni esperanza ni el pálido reflejo de la misma. Era yo como un sueño en medio de un sueño, como un pensamiento dentro de otro. No era ni un hombre que suspirara desde siempre por una mujer, ni una persona que se hubiera sentido alguna vez hombre entre los hombres. Era como un aroma, como un sentimiento; era el sentimiento en el corazón de la dama que pensaba en mí. Ni tenía amigos ni los deseaba, ni disfrutaba de respeto ni lo quería, no tenía nada ni jamás lo había pretendido. Lo que se tiene ya no se vuelve a tener, y lo que se posee ya se ha vuelto a perder, sólo se es lo que aún no se ha sido. Era menos una aparición que una nostalgia, vivía sólo en la nostalgia y era... era sólo nostalgia