—No sé, daré vueltas por ahí hasta que se me acabe la cuerda… Regresaré al DF a terminar la película. A lo mejor nadie sabe por qué me fui. A lo mejor ni caso me hacen. A lo mejor ni saben cómo me llamo, ni qué se me había perdido por aquí. Así es de rara la vida, hermanito —dijo Natalia, y durante un instante volvió a ser la misma, la de siempre, la de nunca.