El sistema tálamo-cortical es casi una esfera isocrónica cerrada que relaciona sincrónicamente las propiedades del mundo externo referidas por los sentidos con las motivaciones y memorias generadas internamente. Este evento, coherente en el tiempo, que unifica los componentes fraccionados tanto de la realidad externa como de la interna en una estructura única, es lo que llamamos el “sí mismo”. Se trata de un mecanismo extremadamente sencillo y útil por parte del cerebro. ¡Unifica, luego existo! La coherencia temporal no solo engendra el “sí mismo”, como una estructura funcional, sino que crea un espacio a la centralización, en el cual las funciones predictivas del cerebro, tan críticas para la supervivencia, pueden operar de manera coordinada. Así pues, la subjetividad o el “sí mismo” se genera mediante el diálogo entre el tálamo y la corteza o, en otras palabras, los eventos unificadores recurrentes constituyen el sustrato del “sí mismo”.