Los museos existen desde siempre, y por eso algunas personas creen que allá es a donde tienen que ir a parar las cosas viejas, que ya no sirven y que nadie quiere. Este libro nos ayuda a entender que los museos de ciencias son lugares para el goce y también son herramientas fundamentales para construir una sociedad democrática. Aquí han coincidido profesionales de los museos de ciencias de distintas partes del mundo para compartir sus historias, revisando qué decisiones tomarían al diseñar una exposición o todo un museo, platicando qué han aprendido en su trayectoria como diseñador, pensando en voz alta para qué sirve una exposición interactiva, si de verdad se necesitan todos esos mediadores, o para qué molestarse en escribir cédulas “si nadie lee”. Los autores de estas Instrucciones para armar museos de ciencias estamos convencidos de que vale la pena reunir nuestras anécdotas, experiencias, fracasos estrepitosos y éxitos insuperables, porque todos podemos aprender de todo, precisamente como sucede en los museos.