A veces una situación peligrosa podía hacer que una mujer se planteara ciertas cosas; Annie Smith tuvo una revelación mientras era testigo de un atraco. Cuando todo hubo terminado, decidió que había algo importante que le quedaba por hacer en la vida: enamorarse.
Parecía que, fuera donde fuera, allí estaba el guapísimo Griffin Chase, claro que aquel hombre no estaba a su alcance: era el heredero de una familia de millonarios, mientras que ella solo era la hija del ama de llaves. Sin embargo, tenía la sensación de que él había decidido convertirse en su protector. Quizá Griffin fuera su príncipe azul y tal vez pudiera convertirse algún día en su marido.