Carter se atreve a aventurar que los cuentos son una simiente que distintos pueblos han ido sembrando a su paso por diversas regiones del planeta, y que tales analogías dan cuenta, asimismo, de la experiencia y de la imaginación comunes a todas las mujeres y a todos los hombres: al transportar sus relatos cual bolsa de viaje, han repartido por el mundo entero un mismo legado imaginativo de angustias, preocupaciones y afanes.