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Sarah Moss

Muro fantasma

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  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Colocaron un cuchillo de piedra recién afilado en el nacimiento de mi pelo. Ahí, en la cara, en señal de humillación quizá, recordé que había dicho mi padre. Mi padre puso su cuchillo de caza en mi brazo; me miró a la cara mientras apretaba. Aquí y aquí, para causarle dolor. Le sostuve la mirada. Salió la luna, llena. Vinieron hacia mí blandiendo palos, y yo perdí el equilibrio y me caí en la orilla del agua;
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    como la piel que muda una serpiente, una bolsita para la esponja con la cremallera abierta y botecitos de esmalte de uñas desbordándose, así como desodorante y cremas para la cara, un cepillo con una maraña de pálidos pelos y varios pompones formando una macedonia alrededor del mango, paquetes estrujados de patatas fritas y envoltorios de caramelos apilados en una esquina. Un par de novelas en edición de bolsillo maltrechas
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Froté una hoja entre mis dedos y esnifé el bálsamo, como si se tratara de especias calientes y limas. De pequeña solía ir al cuarto de baño a oler el talco de mi madre después de que me abofetearan; me figuro que pensé que aquel aroma podría aliviarla en ese momento
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Molly y yo salimos en busca de comida de nuevo. Creo que se daba por sentado: mi madre hacía lo que hacía; los muchachos se iban con mi padre y el profesor e hicieran lo que hicieran era algo importante y no había necesidad de contárselo a los demás
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    camaradería masculina, como gorilas. Nunca había visto a mi padre tocar a otro hombre; desconocía que supiera cómo hacerlo. Una noche magnífica, dijo el profesor, increíble lo que hicimos allí. Sí
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Erigieron el muro fantasma en el crepúsculo. Las sombras de los árboles y la hierba se alargaban atravesando el aire, neblinoso por la dorada luz oblicua. Molly no había regresado, y yo estaba empezando a preocuparme: no podía imaginarme qué podría estar haciendo durante todo ese tiempo ni cómo regresaría después de que cayera la noche.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    y prosiguió entrelazando el encañado de su cerca fantasma. Ya podía sentir mi piel encogiéndose y tensándose, la mano cruzándome la cara, el cinturón en mis piernas, la humillación, y vi que a mi madre le temblaban las manos mientras removía los huesos en la sartén. Magia con conejos, dijo Dan moviendo la cabeza, y yo me estremecí
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    envuelve herméticamente y claro que se te meterá en la piel, o al menos sí que colmará la piel interna de cada orificio y luego se filtrará y dejará regueros en los meandros de tus orejas, se alzará como una marea en tus pulmones, se deslizará, sigiloso y frío
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    túnica empapada de cintura para abajo, y había, de hecho, un reguero de sangre recorriéndome la pierna. Quería gritar por el golpe, por la humillación. Empecé a recoger las bardanas. Eh, dijo Molly, pensábamos que te habías caído al arroyo; dice tu madre que si no echamos las bardanas en la sartén dimmidiato estarán más
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    El río era menos profundo y fluía más lento que unos días atrás, pero persistía el color del whisky en una botella y murmuraba a su paso por las piedras. Me arriesgué: no me quité la túnica, pero me la remangué y me senté con precaución en una roca suave del arroyo mientras frotaba las bardanas para quitarles la tierra con las manos
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