Un hombre vuelve a casa (a Colombia), con varios fracasos a sus espaldas. Y allí «encontrará sin buscar», siguiendo el dicho picassiano.
El tejido de araña de la realidad lo atrapará sin darle oportunidad de escapar. Es ésta una novela negra muy singular, donde se dinamitan con acierto muchos de los estereotipos del género. Parte de la mejor narrativa latinoamericana de las últimas décadas ha leído “con provecho” a un autor siciliano que, de alguna manera, supo conjugar a Borges (una de sus referencias esenciales) con los grandes moralistas franceses: Leonardo Sciascia. Desde Rodrigo Rey Rosa hasta el último Juan Cárdenas, la lección de Sciascia se ha vuelto cada vez más relevante.
Como en esta novela exacta y magistral, en la que la política, la religión y la “industria” (tres temas sciascianos) son tan importantes como el sexo o la naturaleza (dos temas de Cárdenas, no tan presentes en el siciliano). Estamos, pues, ante una de las principales novelas latinoamericanas de este siglo XXI.
«Aquí el crimen es la pura vida tejida en torno a una santa trinidad del mal que, de nuevo, ha movido a comparar el escenario de El diablo de las provincias con la Sicilia de Sciascia. Noble intento de reclamar atención para un Cárdenas cuya escritura no lo necesita -se basta a sí misma— pero que, ha de reconocerse, puede quedar condenado por la vorágine editorial a no rebasar los círculos del boca a oreja.»
Eugenio Fuentes, La Provincia