Dejar atrás Washington fue lo mejor que pudimos hacer. Mi hermano Matthew Reed fue el primero en hacerlo. Siempre me gusta llamarlo Matt. Pero no es la historia de mi hermano esta vez. Es la mía. Siempre fui la frágil e inocente Susan Reed. Pero lo que nadie sabe es que detrás de mi inocencia se escondía una chica diferente que sabía todo lo que pasaba a su alrededor sin que ellos se dieran cuenta. Una amarga verdad están a punto de descubrir. Todos tenemos un pasado después de todo y algo tan sádicamente cruel como el amor, no puede ser creación de un dios que esté en sus cabales. Fingir nunca había sido tan fácil hasta que lo conocí a él. Llamarlo profesor hace que quiera hacerme cosas, pero lo que él no sabe es que echará de menos la vida que tenía antes de haberme conocido. Él solamente tiene una petición para hacer: “No me juzgues” ¿Cómo podría no hacerlo? Hace tres años él no es el mismo profesor de filosofía de primer año. Algo cambió dentro de él y tengo miedo de averiguarlo. Yo no puedo salvarlo de lo que sea que lo atormente, sus ojos me lo dicen, su tacto y su voz. Anhelan poder sentir los besos y el calor, un calor que sé que no… es el mío. Al final me pidió que le contara mi historia, entonces le mostré todas mis heridas. Ya los recuerdos no me hacen reír o llorar, ahora me hacen algo peor… nada.