«En un mercado callejero de Santiago, la autora encuentra un antiguo álbum de fotos de una familia extranjera en vacaciones y, para su sorpresa, en la primera página aparece manuscrito su apellido paterno. En un regreso a sus orígenes, la narradora viaja al pueblo de Ulanov, en Ucrania, descubriendo bajo el peso de la realidad, que ese pasado es solo una ilusión. El encuentro con aquellas ruinas, ayer una herencia, conforma este libro de viaje, testimonio por un lado, alucinación por otro», Germán Marín.
«Hecho de fragmentos de imágenes de diarios de viaje, de cartas de personas reales, de imágenes de listas, de mapas, de agendas, suscita una curiosidad fisgona, la del que se mete en papeles ajenos como para sorprender algo. Es un libro para leer con gusto cuando uno ha perdido la paciencia de las novelas», Adriana Valdés.
«Mis abuelos nunca quisieron hablar de la vida que dejaron. Cuando decidí viajar, la única pista que llevé conmigo fueron los nombres de los lugares donde nacieron. En Ucrania, descubrí que los espacios omitidos en sus relatos, eran palabras que habitaban en mi memoria como fantasmas. Para traerlos a la realidad escribí Poste restante. Pero los espacios en blanco no desaparecieron. Lo escrito fue otro fragmento. Nuestras vidas no pueden ser contadas más que como letras en negro entre otras letras escritas en blanco. Lo que fui a buscar a Ucrania fue esa alteridad, lo otro. Una vez allá, me di cuenta de que lo otro es Chile. Que lo otro soy yo», Cynthia Rimsky.