La rumana describe la ventana cerrada, las paredes blancas, la cama deshecha, la expresión del padre al volver de la fábrica, los temores de la madre al saber que su esposo salió en busca del amigo, el minúsculo baño donde lavó su calzón, el dolor entre sus piernas, el examen ginecológico, la encarcelación del amigo de su padre… las palabras inscriben la violación, esta vez en su cuerpo testigo. Tañen las campanas de la iglesia. La rumana se levanta. Los bombones caen.