“Es como si te recibiera en su casa” observa su colega Tommy, un inocente comentario que podría entenderse también como advertencia, porque este libro es una confesión visceral in artículo mortis y a quemarropa. John Cummings, alias JOHNNY RAMONE (1948–2004), pasará a la historia de la música popular como fundador de una banda empedernida. Una cuadrilla de rufianes, para ser exactos. Antes de ese estruendo había sido un chico con aficiones tan benignas como el lanzamiento de televisores desde azoteas, la destrucción de ventanas a ladrillazos o el derribo de pacíficos viandantes con fines delictivos. El rocanrol lo apartó del mal camino para conducirlo a un éxito que, sin embargo, no borró ni sus raíces ni su agreste chulería. Pasó de las calles a los escenarios conservando intacto el espíritu pendenciero que distinguiría a los Ramones y los llevaría en 2002 al salón donde se exhiben las famas del rock. Dos años después moriría de cáncer: era la tercera baja del grupo. Johnny nunca economizó hostias y no las escatima en estas páginas, donde asistimos, por ejemplo, al memorable puñetazo que le arreó a Malcolm McLaren por dirigirle la palabra a su novia. Tampoco se ahorra coces para juzgar a algunos músicos ilustres de su tiempo (que acaban despellejados). Commando es la historia de Johnny y la peripecia de los Ramones contadas con la salvaje honestidad de quien jamás se mordió la lengua. El volumen contiene decenas de fotos inéditas y un pintoresco surtido de materiales complementarios: desde una evaluación de los discos ramonianos hecha por el propio Johnny a varias páginas de sus legendarios “libros negros” pasando por unas listas donde consigna sus muy insólitas preferencias. Esta obra no descansa en paz.