No diré que no estaba nervioso. Los hombres me han mirado en todos los campos de batalla de la isla de Gran Bretaña y se han preguntado si no tendría miedo, pero claro que lo tenía. Todos lo tenemos. Repta por tu interior como una bestia, aferra sus garras a tus entrañas, debilita tus músculos, intenta que se te suelten las tripas, y quiere que gimotees y llores, pero hay que apartar el miedo y dejar que la técnica tome las riendas, y la brutalidad hará el resto, y aunque muchos hombres han intentado matarme y poder vanagloriarse de acabar con Uhtred, hasta la fecha esa brutalidad me ha permitido sobrevivir y ahora, me parece a mí, soy demasiado viejo para morir en la batalla, así que babearé hasta la nada. Wyrd bid ful arad, decimos, y es cierto. El destino es inexorable.