Para no perderse, Melvoin considera imprescindible tener un calendario claro de cuándo debe estar aprobado el guión en cada una de sus fases: historia (tramas), escaleta, personajes (nos enseñó calendarios como ejemplo de Urgencias y El ala oeste de la Casa Blanca, con los que entenderéis que se nos caía la baba).
Muchas de las fases del calendario estaban orientadas a «vigilar» la historia. Por ejemplo: nos explicó en qué consistían lo que él llamaba las concept meetings (reuniones sobre el concepto), que son reuniones con el director de alrededor de hora y media para asegurarse de que los dos entendían las escenas de la misma manera. Nos explicó que en sus series no suele dar a los directores la oportunidad de opinar sobre los guiones; se reúne con ellos solo para asegurarse de que el director entiende el guión y sabe lo que tiene que pedir a los actores. Sabe que otros showrunners involucran más al director en el proceso creativo, pero él no.
Y nos explicó por qué cree que en televisión es importante que el guionista esté al cargo: es la única persona que tiene en su cabeza toda la serie, no solo el capítulo que está por grabar. En cine el director está al mando y es posible porque la película es una, pero en televisión, según su opinión, esto no puede ser así porque el director se encarga solo de su capítulo, no de toda la serie. Y no puede reescribir o hacer cambios de los capítulos que están por venir, simplemente no tiene el control sobre la historia. Dejar intervenir al director impediría que se cumpliera esa máxima de «guiones de calidad, a tiempo». «Por supuesto que no sigo esto a rajatabla, si el director tiene alguna idea sobre la parte creativa, yo la escucho. Y si estas aportaciones están orientadas a sacar lo mejor de la historia, las respeto.»