La Habana, a treinta años del triunfo de la Revolución. David, de la Unión de Jóvenes Comunistas, conoce a Diego, un homosexual ´patriótico y lezamiano´, y la amistad lo sitúa en la encrucijada: entre el afecto genuino y la homofobia, entre las convicciones militantes y el recelo ante los gastados símbolos del futuro. Limitado por el prejuicio, vencedor del prejuicio, David le deberá a Diego otros puntos de vista sobre la normalidad, el gozo del arte, la comprensión del comportamiento ajeno. Y a través de la difícil conquista de la tolerancia (el hecho que reencauza la educación sentimental en nuestras sociedades), David entenderá mejor la vida en los resquicios de la Historia, y los sentimientos y las ambiciones que la escasez impone y auspicia. El lobo, el bosque y el hombre nuevo del cubano Senel Paz, muy a distancia del sentimentalismo y la autocompasión, es un relato sobre la amistad, la franqueza, las consecuencias del dogma, el amor que dice su diversidad de nombres, la cultura como el vasto estímulo en la sobrevivencia y la inteligencia a la que afina y complementa la valentía. Y el resultado es uno de los grandes textos latinoamericanos de estos años, un ejercicio lúcido del derecho de narrar, crítico y solidario al mismo tiempo, que lleva a recordar la frase de María Zambrano: ´Toda cultura viene a ser concreción de la esperanza que tenemos de nacer nuevamente´. Carlos Monsiváis