Al principio me gustaría contarles un episodio de la vida de mi amigo que sucedió hace más o menos unos 40 años. Éramos jóvenes, teníamos más o menos 18 años. Mi amigo tenía una chica, podemos decir que era su novia. Sabía tantas cosas sobre él como suele suceder entre amigos. Él tenía relaciones sexuales con esta chica. Un día vino a mí diciendo que su chica había quedado embarazada y no sabía qué hacer. ¡Recuerdo como si fuese hoy lo desesperado que estaba! Pero al final, pensando un poco, decidió que la mejor solución era hablar con sus padres. Así lo hizo, tal y como lo había decidido. Fatalmente, el padre de su chica era ginecólogo…
En Italia, lamentablemente, existe la ley que permite abortar legalmente. De éste modo, el estado toma bajo su protección el homicidio de los inocentes. La Cámara de Diputados y el Senado de la República Italiana han aprobado la ley del aborto. El presidente de la república promulga la siguiente ley el 22 de mayo de 1978 de 1942. Así comienza la vergonzosa ley, de modo que parece la ley de la vida y no de la muerte: ”Artículo 1. El Estado garantiza el derecho a la procreación consciente y responsable, reconoce el valor social de la maternidad y protege la vida humana desde su inicio”. ¡El absurdo de los absurdos! La ley que se contradice a sí misma — Protege la vida humana desde su inicio — y permite al mismo tiempo acabar con la vida de los inocentes. ¡El 22 de mayo de 1978 es el día de la vergüenza! ¡Italia se ha convertido en el país de la muerte!