ley y el justo derecho, lo hizo ocultar bajo la tierra, honrado ante los muertos de abajo. Pero dicen que a los ciudadanos ha ordenado que nadie lamente ni sepulte el cadáver del desdichado muerto Polinices; que se lo deje sin lloros, sin sepulcro, dulce tesoro para las aves de rapiña, que lo contemplan gozosas de saciarse con su carne. Esto, dicen, ha ordenado el noble Creonte, a ti y a mí, también a mí, y que viene acá para proclamarlo claramente ante aquéllos que lo ignoren, y que no lleva el asunto como cosa de poco, sino que, lapidado, [40] la muerte tiene aparejada en la ciudad el que hiciere alguna de estas cosas. Esto tienes, y enseguida habrás de mostrar, si, hija de nobles, has nacido noble o eres villana. [4