Eduardo, el protagonista de esta novela, ha cometido un delito menor por el cual ha sido condenado a un año de trabajo comunitario, que consiste en leer novelas a domicilio a personas enfermas o jubiladas. A pesar de su seductora voz varonil es incapaz de involucrarse en los libros que lee y apenas capta el sentido de las palabras que desfilan antes sus ojos. Sus oyentes se lo reprochan y las amables visitas domiciliarias se convierten en unas situaciones conflictivas que obligarán a Eduardo a cuestionarse como individuo. Atrapado entre el tedio provinciano de una ciudad eternamente primaveral y el peligro de la criminalidad imperante, se dejará arrastrar a una serie de acontecimientos siniestros que de manera totalmente imprevista lo situarán en el meollo de esa población de ancianos a los que de repente se ha visto forzado a dedicar gran parte de su vida. Con el estilo descarnado de sus cuentos, Fabio Morábito nos ofrece una novela original y vertiginosa en donde un padre enfermo, una poeta misteriosa, una familia de sordos y un lector a domicilio entrecruzan sus destinos en una ciudad que detenta el dudoso record de ser la ciudad con más albercas en el mundo.