«En Saer todo está quieto, toda la historia parece estar frente a él como una epifanía. Ese mundo que la ficción postula ya está ahí, completo, fijo, con sus tiempos y sus lugares y sus personajes. (…). «Saer sabe bien que el revés de la narración, su contrario, es la descripción.» Ricardo Piglia
En esta obra, un joven grumete consigue emprender un viaje marítimo —en el siglo XVI— seducido por la incertidumbre del destino en aguas y tierras desconocidas. Su navío llega a un lugar en apariencia indómito pero en el fondo habitado por indios colastinés, antropófagos que devoran a todos los tripulantes de su embarcación; menos a él, quien sólo puede esperar y observar durante años. En una sociedad orgiástica y disciplinada, pudorosa y salvaje, el personaje de esta novela vive lleno de interrogantes y experiencias impredecibles, intentando descifrar su suerte y la de la tribu que lo mantiene en vilo sin razón evidente. Adoptado pero no adaptado, antropólogo involuntario, su manera de sobrevivir es la observación. Finalmente, logra volver a Europa para descubrir que es un desterrado de dos mundos. En palabras de Alberto Manguel: «En diez años, el joven ha mudado de piel: se ha convertido en el otro.»