Esteban, un joven que sobrevive a un accidente de tráfico, debe plantearse la vida de una forma nueva. Tendrá que vivir desde el combate contra el dolor y desde la limitación. Se desvincula de su vida anterior, de su familia y de su grupo de amigos, se va a vivir solo a un barrio distinto. En el nuevo contexto, el Centro de Rehabilitación al que acude diariamente será el principal referente. Entre los vecinos de su nueva vivienda, una familia compuesta por Dayana, una mujer madura que ha sido actriz, cantante y modelo de artistas, Eugenio, su marido, alcohólico y periodista deportivo, y su hija Violeta, que se dedica a hacer arreglos de ropa y collares, va acercándose más y más a él. Teresa, una mujer asidua del Centro de Rehabilitación y dueña de un temperamento arrollador, irrumpe en su mundo. Esteban va siendo parte de una red de relaciones humanas complejas e intensas. A su alrededor, atisba muchas vidas rotas, vidas gastadas que aún sueñan con rehacerse, con recuperar los sueños, con mantener algo. La pasión ocupa un importante lugar. Sueños, ambiciones, traiciones, infidelidades conyugales, luces y sombras. Una nueva visión de la vida se conforma a los ojos de Esteban. Aquí cabe el dolor, la frustración, la pérdida, la soledad. La revelación, el instante político, se revela como imprescindible.
En este nuevo reto literario, Soledad Puértolas ahonda en un universo que siempre le ha interesado: la emoción, la pasión que nos mueve a los seres humanos, las atracciones y las simpatías entre unos y otros, el anhelo de encontrar algo que dé sentido a todo, la lucha contra la amargura, el fracaso, el dolor y la limitación, la sed de belleza, la ilusión del amor.