Webster demuestra que es posible encontrar en la evolución del pensamiento científico y filosófico de la época una línea de continuidad: en el contexto social del derrumbe del orden feudal, el auge del racionalismo es, en realidad, simultáneo al auge de las profecías bíblicas, la alquimia, la magia y las predicciones astrológicas apocalípticas.