Época de la comparación. Cuanto menos atados están los hombres a la tradición, tanto mayor es el movimiento de los motivos, tanto mayor es, correspondientemente, la inquietud externa, el entrecruzamiento de los hombres, la polifonía de los afanes. ¿Para quién hay en general todavía una obligación estricta de encadenarse a sí y a su descendencia a un lugar? ¿Para quién hay en general todavía algo estrictamente vinculante? Así como se reproducen toda clase de estilos artísticos unos junto a otros, así también todos los grados y clases de moralidad, de costumbres, de culturas. Una tal época recibe su significado del hecho de que en ella pueden compararse y vivirse unas junto a otras las distintas concepciones del mundo, costumbres, culturas; lo cual antaño, dado el dominio siempre localizado de cada cultura, no era posible, debido a la vinculación de todos los estilos artísticos a un lugar y a una época.1