Ambientada en la zona pesquera de Pasajes en los setenta, y en el San Sebastián actual, explora el sortilegio que forja los irrompibles lazos de la amistad en la infancia. Celeste Martos sufre con cinco años la pérdida de su amiga de juegos, rompiendo así el equilibrio que vivieron hasta entonces. Comenzará en ese momento a vivir un duelo que prolongará por veintitrés años llevando la negación de su muerte hasta límites aberrantes. Con el férreo y disciplinado control de los suicidas vocacionales, vivirá la soledad de una personalidad etérea en un mundo carnal y despiadado con los ángeles, mientras una paradójica lucha se desencadena en su interior en un intento desesperado por hallar respuestas.