Comunicar ciencia implica contribuir al desarrollo de una cultura que vaya más allá del registro y difusión de los hechos y nombres científicos; supone la comprensión crítica de su propia labor como proceso socialmente contextualizado, enraizado en factores históricos, políticos, económicos y éticos. En el horizonte de esta práctica de producción social de sentido, está la búsqueda de conocimiento que genere agencia, aprendizajes y capacidades; es decir, modificar modelos de producción para resignificar el uso de plataformas, dispositivos y lenguajes y de esta manera plantear posibles soluciones a los retos de la apropiación de saberes socialmente pertinentes.
Desde distintas ópticas, los trabajos aquí presentados contribuyen a la comprensión sobre cómo se producen, para qué se producen, por qué son importantes y en qué sentido son fundamentales para un país las estrategias de comunicación pública de la ciencia, así como a visualizar qué tipo de desarrollo socio–ambiental, qué nuevas posibilidades comunicativas y políticas se esperan alcanzar por medio de prácticas diferenciadas de comunicación pública de la ciencia. Proponen asumir que la comunicación pública del conocimiento expresa también las controversias socio–científicas y la relación social de ciencia y tecnología en las condiciones imperantes de transición vertiginosa en la producción cultural, científica y tecnológica.
Una obra de interés para todas aquellas personas involucradas en la generación y divulgación de la ciencia y la tecnología.