El amor por la literatura en tiempos de algoritmos

acumulación de créditos positivos (la expresión pertenece al filósofo Byung-Chul Han

La industria editorial se dividía entre la exégesis del gusto del público y su construcción mediante apuestas de riesgo. Ambos movimientos tienden a quedar en manos de las máquinas

Pero también es innegable que, cada vez más, esos best-sellers se producirán de acuerdo con el procesamiento algorítmico de los gustos y las preferencias de los consumidores

Estos últimos, estadísticamente más jóvenes, leen en formato digital y militan causas en las redes sociales, se exhiben en forma permanente y construyen “conversación” dentro de los medios expresivos supuestamente gratuitos que les brindan las plataformas de extracción de datos

le permite nutrir cierta forma de ciudadanía cultural, y que sospecha de la autopromoción y la desesperación permanente del resto de los feligreses de la religiosidad literaria que además publican en internet

A esto se suma que la cultura literaria está escindida entre dos sensibilidades. Por un lado existe un mercado de lectores guiado por la crítica publicada en medios aún prestigiosos

El carisma, negado a ultranza por la cultura literaria en su religioso viaje hacia la fetichización del texto –el texto entendido como una suerte de Espíritu Santo que existe más allá de sus determinaciones–, retornó al centro de las experiencias literarias fortalecido por la apuesta a la vigilancia y al comercio electrónico de las corporaciones extractivas de datos

en paralelo al deterioro del periodismo y a cierta obsolescencia estructural en el sistema educativo, comenzó a emerger un nuevo mecanismo de recomendación y circulación comandado por algoritmos

Más allá de la horrorosa crisis económica argentina, cada vez hay más pequeñas editoriales donde publicar, e incluso la tendencia general en la industria editorial “tradicional” es publicar cada vez más títulos

de una forma que corona las desigualdades e inhabilita el cambio social. Y las consecuencias de esta lenta mutación todavía en curso son enormes.

Dentro de la cultura literaria, y en un lapso relativamente breve, todos se volvieron escritores, todos se volvieron editores, todos pudieron publicar en forma inmediata. Internet significó un shock técnico en las capacidades humanas de publicación de escritura