«Acabo de cumplir cincuenta y un años, la edad que entonces tenía mi padre. He pensado que podría ser un buen momento para escribir sobre aquellos dos días y sus noches.»
Los dos días y sus noches a los que hace referencia Antonio, el narrador de esta historia, son los que, recién cumplidos los dieciocho años, pasó con su padre en Marsella. Su infancia había estado marcada por la epilepsia y su familia decidió llevarlo a ver a un médico de esa ciudad que proponía una posible cura con una nueva medicación. Tres años después de iniciado el tratamiento, Antonio tiene que regresar a la ciudad para comprobar si, en efecto, ha superado la enfermedad. Esta vez solo lo acompaña su padre –ya separado de la madre— y, para valorar la curación, el chico deberá someterse a una prueba de esfuerzo y, con ayuda de unas pastillas, permanecer dos días sin dormir.
Durante esas largas horas insomnes que pasan padre e hijo, deambulan por la ciudad, acuden a un club de jazz, atraviesan barrios poco recomendables, toman un barco para ir a una playa local, conocen a dos mujeres que los invitan a una fiesta bohemia, el chico vive su iniciación sexual, el padre le confiesa intimidades y secretos de los que jamás le había hablado…
Y a lo largo de esos dos días y sus noches ambos comparten momentos inolvidables, que marcarán para siempre la vida del narrador.
Una novela de iniciación de una deslumbrante belleza, cuyo título está tomado de una frase de Suave es la noche de Francis Scott Fitzgerald: «En la verdadera noche oscura del alma son siempre las tres de la mañana.» Gianrico Carofiglio explora con una mirada cargada de emoción las relaciones paternofiliales, y plasma unos momentos decisivos en la formación del joven protagonista, que recorre una ciudad desconocida con su padre y descubre cosas que nunca podrá olvidar.