Dios fulmine a la que escriba sobre mí

Los objetos son inertes y sólo tienen significado en función de la vida que los emplea. Cuando esa vida se termina, las cosas cambian, aunque permanezcan iguales. Están y no están allí, como fantasmas tangibles, condenados a sobrevivir en un mundo al que ya no pertenecen.

Marguerite Yourcenar decía que una de las mejores maneras de conocer a alguien es a través de sus libros. Algo de verdad debe haber ahí.

Espero que mis gatas del futuro sean grandes lectoras porque, como van las cosas, serán mis herederas universales.

objetos de quien muere son algo así como utilería en una película que ya se terminó de filmar. Reposan en el limbo de haber cumplido su propósito.

El abrazo más necesario. Somos también lo que hemos sido para las demás.

Qué importante es la narración, dentro y fuera del papel. Me quedan muchas preguntas sobre cómo quiero contarme esta historia. O más aún, cómo narrarme toda mi historia

Ahora que tengo la compasión que no tuve entonces veo que en ese momento estábamos en el mismo barco tambaleante, aunque no lo supiéramos. El dolor ensimisma, el tiempo da perspectiva.

es una cuestión de narración. De cómo nos contamos a nosotros mismos.

Esa reconciliación con su singularidad, con su ser ajenos a nosotres es tardada y dolorosa, a veces más y a veces menos, pero lo es.

. La lógica es que si ya está todo escrito, puedo librar a mi mente de su obligación de ser un museo.