Morábito hace un escueto relato de algo que, en apariencia, resulta ser un elemento casi imperceptible, en este caso dentro de los aeropuertos, que no atrae muchas miradas o de menos a los pasajeros les resulta indiferente pero que trae graves consecuencias si se desatiende el problema por muy pequeño que aparente ser. Tal como el efecto dominó o el efecto mariposa, una desgracia puede ocurrir por pequeñas causas que van haciendo escala.
Morábito nos hace preguntarnos si una persona de un solo 'hitazo' así como alguien que es reconocido y aclamado por una sola obra plástica o un único verso de verdad se le podría considerar artista, pese a que haya sido buenísimo en su labor. A partir de la anterior reflexión creo que es bastante distinto plantearlo cuando es un músico o un cantante en comparación a un escritor, fotógrafo, pintor, etc. ya que, ellos viven para interpretar sus éxitos una y otra vez, así que por eso no veo tanto el dilema o el punto de comparación, puesto que, si bien es cierto que sólo ejecuta una nota el protagonista, sí hace hincapié en que es complicado y requiere mucha práctica para llegar a ella, además de que en cada presentación puede comenter el error de desafinar (lo que le termina pasando); he ahí la doble razón justificada de su frustración (que es perfectamente entendible). Llama la atención cómo hay paralelismos que rodean la vida sentimental de Boris y el relato de la pieza musical en la que está involucrado. Me encantó el resalte de las últimas líneas del cuento con la sensación brutal de una punzada que provoca un vacío por el desconcierto de no saber si su esposa aún lo ama, justo como analogía del ataque al ciervo que recibe una herida mortal por el flechazo de Artemisa.
Me resultó interesante la idea de las jerarquías y el poder que ejercen personas con niveles de estratos socioeconómicos superiores a los de otros, en este caso del rey. Es curioso cómo hay personas que se encuentran en algún puesto laboral sin ser merecedoras de éste, en esta ocasión así como en muchas otras ha sido preocupante, puesto que, alguien que no sabe cómo dirigir un imperio, no sólo está condenado al fracaso sino que sus súbditos pueden buscar vengarse a causa de su imprudencia. Mi parte favorita fue la de la premonición, como la persona antiespecista que soy fueron imágenes fuertes las que tuvo el rey en su sueño (La matanza de uno a uno a los caballos que no salían de su punto de salida) o ya como tal la del cordero con su pastor que estaban inmóviles.