Hay una secreta relación entre el cuerpo y los sentimientos —afirmó—. Un cuerpo tan vasto tiene mu chas necesidades, es verdad: debe comer mucho, encontrar ropa adecuada, lavarlo con esmero, controlar el metabolismo de los lípidos y los hidratos de carbono, pero esa cantidad de ocupaciones, y los placeres que le corresponden, dejan poco tiempo, poca disponibilidad para amar a otro. Yo diría que se trata de un cuerpo destinado casi exclusivamente a la sensualidad, no a los sentimientos. Un cuerpo que sabe autoabastecerse, suficiente.