Se ha dicho, y con acierto, que «el pasado siempre se manipula según los intereses del momento», y la transición política que se operó en España tras la muerte de Franco no iba a ser la excepción. Cierto que no salieron los tanques ni se cavaron trincheras, pero eran demasiado los políticos que querían derribar el puente pacífico que conducía a España desde la dictadura a la democracia. Por fortuna no lo consiguieron, pese a que lo intentaron y con alevosía, valiéndose de los reclusos como elemento más vulnerable de la sociedad que siempre fueron. De aquella cruda etapa ya nos distancian unos cuantos años, el tiempo que permite al autor revivir los hechos menos confesables que nuestros prebostes se empeñaron en silenciar.
Cincuenta y cinco horas en capilla cruza los muros de la prisión de Foncalent, Alicante, para dar vida a las cincuenta y cinco horas que duró una de los motines más cruentos del periodo de la Transición. Conforme avanza el relato central se irán deslizando ante el lector con toda su crudeza las situaciones que fueron causa y razón del periodo de violencia que se vivió en los recintos penitenciarios a partir del asesinato del director general Hadad Blanco. 23 de marzo de 1978.
Amor, pasión, odio, venganza… son sentimientos que surgen libres como acrisolados por el sufrimiento. El dominio que ejerce el autor sobre un tema especialmente sinuoso en cuyos vericuetos profundiza sin cortapisa; su lenguaje ameno, agilidad en el relato y gusto por la palabra, son los principales ingredientes que completan una obra comprometida por osada. Una novela histórica que nace con expectativa en el ámbito de la ejecución de las penas privativas de libertad.