―No es sólo eso ―continuó Peter, al que se le veía ducho en esos temas―. Los medios de comunicación estaban politizados y corrían un tupido velo, pero había muchos conflictos abiertos en el mundo que habrían podido provocar una Tercera Guerra Mundial, y lo curioso es que nosotros estábamos metidos en casi todos los berenjenales. Como la ocupación de Irak o Afganistán por nuestro país, que tenía recelosas a las demás potencias islámicas, y tampoco es que dijera mucho a nuestro favor que engañásemos a la población mundial con lo de las armas de destrucción masiva del régimen de Sadam. Otro conflicto que pudo haberla provocado fue la disputa que mantenían la India y Pakistán por la región de Cachemira. O los problemas entre Taiwán y China. Y nosotros siempre ahí, creando polémica y diciendo a los demás lo que tenían que hacer con sus conflictos. La tensión entre Israel e Irán, Líbano, Palestina, Hezbolá y Hamás entre otros. Todos, o casi todos, como se demostró, tenían armamento nuclear e hicieron uso de él