bastaba. Nos regañaba por todo, hasta porque volara una mosca, y pedía de mala manera cualquier cosa. La relación con él siempre fue muy distante, de órdenes y en mal modo; no había una relación de afectos, abrazos, risas, pláticas, confianza. Tampoco es que él estuviera mucho en casa, su trabajo de militar lo mantenía lejos, pero cuando estaba era molesto y carcelario.