A la edad de cinco años, Ken es abandonada por su madre, que deja el hogar familiar. Desde ese momento, queda al cuidado de su padre, que tenía 85 años cuando nació y que al poco tiempo se quedó ciego. En esa época, abre en el pueblo una escuela francesa y Ken se convierte en la primera mujer de su familia en escolarizarse. Allí aprende que sus antepasados son los galos y se sumerge en la cultura francesa, convencida de que es la de su propio pueblo. Su infancia y su adolescencia están marcadas por la ausencia de la madre, que se ha convertido en una extraña para ella, y la búsqueda constante y dolorosa de su identidad. Terminados sus estudios secundarios, obtiene una beca para ir al fin al país de los blancos, pero muy pronto se da cuenta de que su ascendencia gala es una quimera. Su viaje a Europa se torna un descenso a los infiernos que la lleva a los recovecos más sórdidos de esa sociedad que creía suya y que termina transformándose en una trampa de la que no es fácil escapar.
«Algo que me preocupa es este joven baobab: surgió de la tierra una mañana como plantado por dioses de otros mundos. Hice averiguaciones y un día hallaré el secreto, este baobab está ligado a un acontecimiento que va a trastornar a una generación entera.»