Poetas, voladores de luces

La Pincoya

No es una Diosa sino muchas diosas en una esta muchacha plural
y los navegantes de Apiao –lugar en que se acaba la tierra–
la venden por pequeños ejemplares
junto con sus platos de barro, en los rincones de Isla Grande.
Blanca, bonita y rubia
se alimenta de linaza hervida con que le riegan la playa
y vive en una casita de quilas.
Las mujeres le cantan a las redes para cuajarlas de peces
imitando a los lobos marinos,
pero la Pincoya siembra los mariscos cuando le da la espalda al mar.
Y multiplica la pesca al volver su sonrisa hacia la costa

El Trauco

El Trauco, nudo ciego del bosque
personaje más retorcido que su bastón de pahueldún
es el juez que condena las relaciones ilícitas
el cómplice de los acusados y su abogado encubridor
las madres lo acusan de su embarazo
con la mirada puede matar a los hombres pero prefiere
enchuecarlos con el rabillo del ojo
y es así especialista de jorobas, torceduras y parálisis.
Los niños le tienen miedo como a un cuco raptor
relacionado con la mortalidad infantil
este sujeto mitológico parecido a un mono o a un anciano de teta
se anuncia mediante el galope de animales bravíos que pasan atropellándose
golpes y gritos de hacheros en la montaña
o bien deja como tarjeta de visita sus perversos excrementos en el umbral de las casas
y se aparece en sueños a las vírgenes bajo variados aspectos
que garantizan la seducción inmediata:
doncel, donjuán o joven sacerdote de hábitos escurridizos

El Camahueto

El Camahueto es el hijo de sus propios cuernos
los cazadores esperan su destete del monte y que con su balido feroz el ternero se convierta en un derrumbe
El Camahueto madura así de golpe y por sus venas corre el río y él galopa hacia el mar
arrasándolo todo a su paso
Los cazadores de instintos brujeriles suelen derrumbar al animal derrumbante
lacéandolo con cuerdas de sargazo y le recortan a cuchillo los cuernos con cuyas raspaduras preparan el Filtro de la Energía
y se lo tragan como la tempestad a los barcos nocturnos
Del polvillo que escapan a la retorta brotan una especie de cangrejos de mar y tierra
los nuevos camahuetos listos para girar en el gran círculo mágico

Quise, Vallejo, disfrutar
a la que tanto te dolió –junto a otros sudacas
como en ella les llaman con injusticia, a veces–
Y no era tiempo.
Nuestra imposible semejanza termina aquí frente al bifurcado
camino que entró contigo al mito de España
y el que, en la realidad, no llega a ella
por las menesterosas razones de costumbre.
Pero, igual, tú eres César
a mí me representas, no yo a ti
Y estás en todas partes

Por unos segundos, los fuegos artificiales
nos hacen batir el record de la atención
que le prestamos, durante años, al cielo

Haber tenido la pretensión de ser el primer poeta de la tierra
en un mundo que, por ese entonces, estaba lleno de excelentes poetas
y que eso fuera, al menos, posible
es un triunfo de la indeterminación.
Otros se han convertido, razonablemente, en estatuas
pero un monumento a Vicente Huidobro
no aplacaría su delirio de grandeza:
lo pondría en evidencia como a un loco la camisa de fuerza

Hombres como éste ilustran algunos principios
que voy a dejar en su imprecisión inquietante.
Pertenecen a su tiempo, indeterminados por él
desligados como los meteoros que se caen de inmaduros

5
Aunque sea de mármol y se llame Isabel
inspiradora, a mí me deja frío
como ella
y su belleza será eternamente relativa
6
Aunque sea de mármol lo que fue ya no es
y aunque lo hubiera sido cuando fue no sería
7
Aunque yo mismo fuera de mármol nadie
ganaría con eso todo lo que he perdido
en el no intercambiable negocio de la carne
que conlleva su ruina como el mármol su nada

Monstruo de Brooklyn

Un tren para sí solo tiene el monstruo que toma
su metro en Brooklyn, al que nadie más sube
cuando lo ven a través de los vidrios escritos. El hombre
–si no es una mujer– viste de conscripto en su semidesnudez, como un cadáver
que trajeran del campo de concentración al horno crematorio
Los pies mucho más pequeños que los zapatos desnudos
La mujer –si no es un hombre– maquillada
de emplastos blancos que le chorrean la cara
en el ritual de la expulsión del sexo.
Eso que si fuera un fantasma no ahuyentaría a sus compañeros de viaje
no tiene más remedio que gozar en su tren especial
de la soledad de los reyes y los intocables
cuando atraviesa Manhattan

Dispongo a mi amaño de ti ahora que al escribirte te ausento
y aunque no he de saber nunca lo que habrá sido de ti
puedo negarme a la lógica de esos relatos
de esas explicaciones que no explican nada
sueños que fabuló en su tiempo el psicoanálisis
Ahora que serás sólo mi preferencia y no tú, la letra
te prefiero, como en Mallarmé: “la ausente de todos los ramos”
te prefiero con ese olor a flores silvestres ofreciéndome en el ombligo y los pechos
fresas azucaradas y una risa infantil
un momento antes de negarme tu vida