tengo nada en contra de Gerry. En realidad, tampoco tengo nada a favor, pero al parecer hace feliz a mamá, y, según la mentira que tanto nos gusta repetir, esto es lo más importante. Supongo que, aunque tengo cuarenta y dos años, una parte de mí no quiere que mamá viva feliz con ningún hombre que no sea mi padre. Es una actitud infantil, inmadura y egoísta. Y a mucha honra.