La visión comprende dentro de sí el acto de «mostrar lo que se ha visto», desencadenando toda una serie de gestos que se suceden en una rápida secuencia: veo, fotografío, comparto. Pero esta secuencia no acaba ahí. La imagen se transforma en pieza de una conversación que, a su vez, genera otros contenidos y otros mensajes en un proceso potencialmente infinito y de resultados imprevisibles.