Tres breves palabras en latín bastan para convertir a un hombre corriente en un canceroso condenado a muerte que ya entrevé los efectos de su degradación. Como un Ulises que sueña con Ítaca, el supuesto enfermo resuelve volver al sol de su Montenegro natal, «a aquella cumbre blanca de Prekornika», donde tiene una cita con la muerte. Relato fulgurante y visionario del escritor serbio Branimir Šcepanovic, La boca llena de tierra cuenta la huida de ese hombre, súbitamente enfrascado en una demencial persecución por parte de unos perfectos extraños, empeñados, por motivos que ni ellos pueden precisar, en quitarle lo único que le queda: el derecho de morir por mano propia. Y esta angustiosa carrera, simbólica y metafísica, refleja la visión de las relaciones entre el individuo y la colectividad, entre verdugos y víctimas.