Cuando pensamos en el pasado de Europa, pensamos en la historia de países que existen hoy -Francia, Inglaterra, España, Alemania, Rusia, etcétera. Y los historiadores se suelen centrar en la historia de países que todavía perviven. Pero la historia de Europa está plagada de reinos, ducados, imperios y repúblicas ya desaparecidos que tuvieron un papel predominante en su tiempo: el Reino de Aragón, que llegó a dominar el Mediterráneo occidental; el Gran Ducado de Lituania, durante décadas el país más grande de Europa; los sucesivos reinos y ducados de Borgoña, cuya brillante historia tiende a olvidarse; el reino imperial de Arlés, el Sacro Imperio Romano Germánico, el Imperio Bizantino. O los más cercanos a nosotros, pero que igualmente se desvanecieron, como los Reinos de Prusia, de Cerdeña o de Galitzia, hasta llegar a Yugoslavia o la Unión Soviética. Este libro estimulante y sorprendente, lleno de historias inesperadas, observaciones y conexiones deslumbrantes, nos ofrece una perspectiva original de la historia de Europa. Y nos recuerda que la nave del Estado -según la memorable metáfora de Platón- «no navega para siempre. Las naves a veces capean las tormentas, a veces se van a pique. En algunas ocasiones logran llegar al puerto para ser reparadas; en otras, dañadas sin remedio, se desguazan, o se hunden, cayendo bajo la superficie hacia una recóndita postrera morada entre peces y percebes».