Una cosa bonita no es perfecta. Por eso nosotros nunca lo seremos.
Pero juro que volveré y te demostraré que, pese a todo, la auténtica belleza está en esa imperfección que un día decidió que ambos seríamos uno para toda la eternidad.
Había un cuento que su madre le había inculcado a Anuket desde niña, y con el que la hizo partícipe de esa verdad que muchos desconocían: aquella que hablaba de antiguos dioses egipcios caminando entre ellos. El mismo por el que descubrió que era la reencarnación de la diosa Nubia y que solo encontraría la paz a través de un dios tan peligroso como poderoso: Tutu. Sin embargo, ¿qué posibilidades había de encontrar una aguja en un pajar? Ninguna, hasta que Jackson apareció en su vida.
Anuket luchó por huir de su destino y fracasó. Trató de no sucumbir al amor, pero cayó rendida a sus pies. Y ahora solo le quedaba aferrarse con uñas y dientes a esa segunda oportunidad que Atum les había concedido, para así poder vengarse de una traición cuya mano ejecutora no vio venir, volver junto a Jackson y alcanzar ese descanso eterno que, de nuevo, querían arrebatarles.