La menstruación es un tabú universal. Los artículos de higiene han de esconderse; la sangre, invisibilizarse. Reglas sociales, culturales y religiosas dictan qué comportamiento cabe esperar de la persona que sangra.
Cuando la vergüenza va acompañada de pobreza, se desata entonces una catástrofe colectiva que aparta a las niñas de la escuela y a las mujeres del trabajo.Adquirir poder con respecto a la regla es una necesidad, un requisito para participar en la vida pública.Es solo sangre da título a un reportaje sobre la menstruación escrito desde una perspectiva internacional. Anna Dahlqvist ha viajado a la India, Uganda, Bangladés, Kenia y los Estados Unidos, donde ha conocido a mujeres que menstrúan y a activistas e investigadoras al respecto.