Una sucesión de relatos dominados por una profunda ironía, dura crudeza y hasta cierta ingenuidad claramente intencional, a través de los cuales la autora busca la condición exacta, precisa, de lo que llama con insistencia “la esencia de la masculinidad”, generalmente determinada por la influencia del sexo opuesto, encarnado en la figura femenina, madre o pareja.
Quizás como fruto de una larga experiencia y trayectoria en su profesión de psicóloga, a través de relatos en los que predomina una elegante ironía, la autora pone en evidencia aspectos que se repiten como patrones en ciertos estereotipos masculinos, reflejando muchas veces el vínculo entrañable (¿demasiado?) establecido “por” la propia madre, la necesidad humana del amor, los entramados sociales de la sexualidad, los ajustados requisitos de ciertos estereotipos femeninos que intentan someter y controlar, y en definitiva el poder encarnado en esa mujer que, por diferentes motivos, es capaz de dominar, influir, destruir o construir masculinidades.