Si usted es un investigador en ciencias sociales –sociólogo, antropólogo, economista–, estará habituado a redactar artículos académicos en los que debe cumplir cuidadosamente ciertas reglas: la delimitación clara del objeto, evidencias o pruebas que certifiquen la veracidad de lo que se afirma sobre ese objeto, la extrema cautela en los juicios de valor. Estos principios metodológicos garantizan la seriedad del trabajo, pero ¿permiten representar la complejidad de la vida social, que está llena de claroscuros? ¿No será que los científicos sociales se están coartando, al imponer límites demasiado estrictos a las formas en que tienen permitido contar lo que han descubierto?
Convencido de que el trabajo académico ha adoptado fórmulas predecibles y rutinarias que lo salvan de los riesgos pero a la vez lo privan de cierta fructífera osadía, Howard Becker pone sobre la mesa otras formas de representar la realidad, un enorme arsenal de recursos que podrían “sacudir” los automatismos de cada disciplina. Así, partiendo de la premisa de que las ciencias sociales no detentan el monopolio del conocimiento acerca de la sociedad, Becker analiza el modo específico en que las novelas, las obras de teatro, el cine, las fotografías, los gráficos o los mapas construyen imágenes de la realidad, y lo hace deteniéndose en aspectos que pueden resultar reveladores para un investigador: el lugar que les dan a los detalles, a los puntos de vista divergentes, a las zonas de ambigüedad, a los usuarios.
Con humor y sencillez, Becker echa luz sobre cuestiones de método y propone repensar la lógica férrea que se han autoimpuesto las ciencias sociales. Lleno de sugerencias eminentemente prácticas, este libro es la guía ideal para científicos sociales de todos los campos, para artistas interesados en decir algo sobre el mundo en que viven, y para todos aquellos que estén dispuestos a abrir su caja de herramientas e incorporar instrumentos originales para contar la sociedad.