Aira trabaja con los sueños que el cine parecía haberle robado a la literatura, y los recupera y multiplica, pero cobijado y frecuentemente escondido por esta narrativa donde lo único que se puede esperar es lo inesperado, hay un ensayista agudísimo que inyecta los venenos de su inteligencia aprovechando el deslumbramiento que produce su imaginación. ¿Qué es la velocidad? ¿Qué es la locura? ¿Cómo escribir?, se pregunta y se responde Aira, sin perder nada, ganándolo todo para su novela. Roberto Bolaño señaló La costurera y el viento como su libro favorito de César Aira.